viernes, junio 19, 2015

Bon Amb


  Cuando alguien me pregunta si me ha gustado tal o cual restaurante con estrella, yo siempre pienso y digo lo mismo: “¿Cómo no me va a gustar?”. Suelen ser caros y además tienen contrastada su calidad. Podría pasar que te toque uno de esos días raros y toda salga mal, pero cuando uno va a gastarse 90€ por cubierto, lo normal es que aquello funcione bien.
Lo verdaderamente interesante es cuando es mejor de lo que uno esperaba. Y ese es el caso de uno los restaurantes de moda en la actualidad, recién estrellado y que, apunten, conseguirá su segunda estrella tan pronto se publiquen de nuevo estos galardones.
Lo tiene todo: local fantástico, decoración exquisita, servicio joven y profesional y exquisitez a la hora de vestir la mesa. Recordemos además que está en Xavia, (aunque no cerca de la playa) y eso hace que tenga un público potencial con renta suficiente.
El caso es que casi cualquiera puede hacer lo anterior y la verdadera diferencia, lo que de verdad importa, está en el trabajo de cocina. Y aquí lo clavan. Abunda la originalidad, las buenas ideas, el trato al producto, la modernidad y el sabor. Se respeta la materia prima en cada plato y sorprenden cuando los traen y cuando los comes.Se asumen riesgos y ganan por goleada, como ese foie de pescado o el capuchino de mar. Radicales. O los espárragos con caviar, la bomba.

El chef, afianzando la clientela, sale tras el servicio y visita los comensales. Es joven y le brillan los ojos. Tenemos un gran cocinero para rato.
Por apuntar algo a mejorar decir que aunque ofrecen una buena carta de vinos y la cristalería es de calidad, al sumiller le faltó concreción y valentía al sugerir o recomendar.  Además los precios del vino son a todas luces abusivos. Hoy todo el mundo sabe lo que vale una botella de vino y si no lo consulta en internet. Multiplicar por más de dos el precio de una botella no tiene nombre. O sí.

























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