viernes, octubre 24, 2008

Le Belle Etoile

Otro restaurante en el que comimos bien, aunque no es comparable con el anterior en casi nada. Recalcar que en la zona en la que estuvimos (Perigord Noir) se come realmente bien, a precios moderados. Imprescindible tomar foie-gras hasta que a uno se le pongan los ojos amarillos. Recordemos que esta es la región del origen de este exquisito plato, pudiéndolo acompañar de los excelentes vinos de la zona, a destacar los de Monbazillac.


Unas fotos de LMV








































































































Le Veiux Logis

http://www.vieux-logis.com/

Uno oye hablar tanto de la cocina francesa, que cuando programa un viaje a este país creo que no puede dejar pasar la oportunidad de visitar algunos de los incontables restaurantes de prestigio que atesoran estrellas, tenedores y mucha tinta en periódicos y revistas.
Es difícil elegir, claro, pero uno puede ayudarse de la manida guía Michelin o bien decantarse por otras opciones que yo creo más interesantes, ya que además de ofrecer buen criterio en lo que realmente importa, la cocina, aportan valor al entorno. Estoy hablando de Relais & Chateaux, un referente sin lugar a dudas y que en las pocas ocasiones que he echado mano de ella, siempre me ha dado excelentes resultados.

Pues bien, el restaurante que nos ocupa forma parte de esta red de establecimientos, que cada vez se amplia a mas países y que tiene entre sus filas a grandes cocineros franceses, españoles (Arzak, Subijana, Santamaría, Ruscalleda,etc) y extranjeros.

Aclarando este punto, pasamos al restaurante que nos ocupa.

Nada mas llegar uno puede comprobar el nivel de servicio en una preciosa y enorme terraza/jardín, donde uno puede disfrutar un aperitivo sabiamente elaborado, mientras decide lo que va a cenar esa noche.

El local principal que alberga el restaurante es un antiguo secadero de tabaco, con su altos techos y mesas dispuestas a diferentes alturas. La disposición de las mismas es amplia y los elementos que las conforman son sobrios, elegantes y de mucha calidad.

Optamos por un menú de degustación con maridaje de vino. No me voy a enrollar demasiado con la descripción de los platos, y es que siendo sincero, me abandoné a los placeres del buen comer y beber sin prestar especial atención al tipo de pescado, la cocción de la verdura o el origen de la trufa. El servicio es tremendamente profesional, educado y cordial. La selección de vinos, desconocida para mi, me supo a gloria bendita y bebí hasta alcanzar un claro enrojecimiento de mis mejillas.

Solo decir, que es un restaurante realmente sorprendente por todo en general y principalmente por su alta cocina, elaborada, sabrosa, abundante y presentada con elegancia. Todo tiene un aire armonioso que le hace a uno disfrutar mucho. Tanto, que quizá sea el restaurante en el que más a gusto he tenido la ocasión de comer.