
Septiembre 2007
Precio Medio: 40€
http://www.saldemar.net/

Visita dominical al restaurante revelación del último Madrid Fusión 2007. He pasado decenas de veces por la puerta, ya que suelo visitar a menudo esta localidad, pero el hecho de que fuera un hotel no había despertado mi curiosidad.
El local es pequeño y acogedor, grandes ventanales y amplia disposición de las mesas. El servicio tremendamente amable y profesional y el tiempo de servicio muy bueno.
Respecto a la mesa, amplia, bien dispuesta, mantelería blanca de hilo, cubertería normal y algo viejales, cristalería mediocre salvo los vasos de agua (Schott) y vajilla Bidasoa blanca, muy elegante.
Respecto a la atención al cliente tienen detalles que yo personalmente agradezco muchísimo: Olivas y rosquilletas, servicio de aceite de oliva individual servido en unos pequeños platos individuales y una oferta variada de pan recién hecho. Además, sirven un aperitivo por cuenta de la casa que estaba riquísimo (guacamole, agua de tomate y queso) y que no entraba en el precio.
Tomamos el menú mas barato (estamos en Septiembre y la cartera no está para echar cohetes) que consistía en dos entradas, un arroz del día y postre.
La primera entrada, atún en salazón con helado de avellanas, bien trabajado, textura excelente y sabor muy agradable. Para la segunda sirvieron una excelente sepia con patatas y all i oli que estaba de chuparse los dedos. Y como plato principal un arroz meloso de Pollo, conejo y verduras, que estaba muy bien cocinado. Las verduras muy sabrosas, la carne de calidad y el arroz de estupendo sabor gracias al arroz bomba utilizado.
El postre, incluido en el menú, a dos texturas, donde destacaba especialmente el helado de limón. Correcto sin más.
Respecto al vino, no llegue a ver la carta por que iba de cabeza a por un Palacio de Bornos Verdejo que últimamente me tiene embobado. Refrescante, con una aroma maravilloso a fruta verde y con un paso por boca con notas ácidas y elegantes. Algún día hablaré de esta maravilla de vino que no puedo dejar de recomendar tanto por su calidad como por su precio asequible.
Terminamos, y hay que destacarlo, con un excelente te verde servido en un delicado set, apreciable en la foto al pie.
En definitiva, un restaurante correcto, no demasiado caro para su ubicación y al que espero volver algo mejor de dinero.




El local es pequeño y acogedor, grandes ventanales y amplia disposición de las mesas. El servicio tremendamente amable y profesional y el tiempo de servicio muy bueno.
Respecto a la mesa, amplia, bien dispuesta, mantelería blanca de hilo, cubertería normal y algo viejales, cristalería mediocre salvo los vasos de agua (Schott) y vajilla Bidasoa blanca, muy elegante.
Respecto a la atención al cliente tienen detalles que yo personalmente agradezco muchísimo: Olivas y rosquilletas, servicio de aceite de oliva individual servido en unos pequeños platos individuales y una oferta variada de pan recién hecho. Además, sirven un aperitivo por cuenta de la casa que estaba riquísimo (guacamole, agua de tomate y queso) y que no entraba en el precio.
Tomamos el menú mas barato (estamos en Septiembre y la cartera no está para echar cohetes) que consistía en dos entradas, un arroz del día y postre.
La primera entrada, atún en salazón con helado de avellanas, bien trabajado, textura excelente y sabor muy agradable. Para la segunda sirvieron una excelente sepia con patatas y all i oli que estaba de chuparse los dedos. Y como plato principal un arroz meloso de Pollo, conejo y verduras, que estaba muy bien cocinado. Las verduras muy sabrosas, la carne de calidad y el arroz de estupendo sabor gracias al arroz bomba utilizado.
El postre, incluido en el menú, a dos texturas, donde destacaba especialmente el helado de limón. Correcto sin más.
Respecto al vino, no llegue a ver la carta por que iba de cabeza a por un Palacio de Bornos Verdejo que últimamente me tiene embobado. Refrescante, con una aroma maravilloso a fruta verde y con un paso por boca con notas ácidas y elegantes. Algún día hablaré de esta maravilla de vino que no puedo dejar de recomendar tanto por su calidad como por su precio asequible.
Terminamos, y hay que destacarlo, con un excelente te verde servido en un delicado set, apreciable en la foto al pie.
En definitiva, un restaurante correcto, no demasiado caro para su ubicación y al que espero volver algo mejor de dinero.